lunes, 15 de junio de 2009

BERTA CARDOSO

Por Antón García-Fernández.



La primera mitad del siglo XX supuso una época de cambios significativos en el fado, que dejó de estar asociado con los bajos fondos lisboetas y con individuos de dudosa reputación y dio el salto a los escenarios, al gramófono, a la radio, a la televisión e incluso al cine. Ya lo cantaba Fernando Farinha en su inolvidable “Canção de Lisboa”, también conocida como “Fado Chic”:

Hoy el fado ya no tiene
La delincuencia por tema
Se ha pulido y ya es alguien
E incluso ya va al cine

Es decir, se revistió de un cierto aire de respetabilidad y su popularidad tanto en Portugal como en el exterior creció enormemente. Además, fue en esos años cuando pasó de ser un arte de carácter mayoritariamente aficionado a abrazar el profesionalismo. Y Berta Cardoso fue una de las figuras más prominentes en esta era dorada del fado que va desde los años treinta a los años cincuenta, protagonista indiscutible de todos estos cambios a través de sus excelentes grabaciones, sus giras por Portugal y por el extranjero y sus apariciones en la radio y en la televisión, así como algún que otro papel cinematográfico.



Nacida en 1911 en la parroquia del Sacramento, en Lisboa, la infancia de Bertha dos Santos Cardoso no fue fácil. A los nueve años quedó huérfana de padre y tuvo que pasar su adolescencia en un orfanato, lo cual marcaría su vida y dejaría bien claras sus prioridades: a lo largo de su carrera, Berta rechazaría varios contratos profesionales por considerarlos incompatibles con su vida familiar, que sería siempre uno de los pilares de su existencia. A pesar de que nunca llegó a contraer matrimonio, Cardoso tuvo dos hijos y se preocupó siempre por su educación y su bienestar.

A los dieciséis años, Berta realizó su primera aparición en público, cantando acompañada por el legendario guitarrista Armandinho en el Salão Artístico de Fados que era propiedad de éste. Los críticos pronto destacaron el gran talento de la joven fadista, que ya entonces demostraba tener un estilo propio y una gran sensibilidad para el fado. Por ejemplo, en 1941 la publicación fadista Canção do Sul describió una de sus actuaciones en los siguientes términos: “Berta Cardoso no es únicamente una cantadeira. Tiene buena dicción y sabe pisar un escenario. En suma, sabe actuar. . . . En el fado, su estilo continúa siendo rico y pujante. Elevándose sobre la orquesta, su voz llena el escenario, el teatro y el alma de todos nosotros” (1). Cardoso no sólo poseía una voz excepcional, sino que también mostraba aptitudes como actriz, lo cual le abrió las puertas del teatro, donde interpretó papeles importantes en muchas de las revistas de mayor popularidad.

En 1931, Berta viajó a Madrid para realizar sus primeras grabaciones para el sello Odeon, acompañada por su inseparable Armandinho y por Georgino de Souza. El éxito de sus primeros discos creó una gran demanda de grabaciones suyas, y hacia finales de la década de los treinta ya se había establecido como una de las artistas más populares del país, lo que le valió un contrato más ventajoso con la editora Valentim de Carvalho. Sus discos, ejemplos insuperables de la gran calidad musical y poética que el fado había alcanzado en su época dorada, siempre disfrutaron de buenas cifras de ventas, incluso en los años cincuenta y sesenta, cuando Berta grababa para Estoril, una compañía con una distribución mucho más reducida.



La radio constituyó un eficiente medio de difusión para el fado en las décadas de los cuarenta y cincuenta, unos años en los que la voz de Berta Cardoso fue una presencia constante en las ondas, aprovechando sus continuas apariciones radiofónicas para promocionar giras que la llevaron a España, Brasil, África y las colonias portuguesas. Con la llegada de la televisión a Portugal alrededor de 1957, Cardoso inició una serie de actuaciones en la pequeña pantalla que se extenderían hasta su retirada definitiva en 1982. También el cine requirió sus servicios, y en 1940, Berta consiguió un papel en la película Feitiço do Império (Hechizo del Imperio), film dirigido por António Lopes Ribeiro que, como su título indica, no era más que un vehículo propagandístico del régimen de António de Oliveira Salazar. Aunque Cardoso nunca será recordada por sus apariciones en la gran pantalla y sí por su trabajo sobre las tablas, la película obtuvo un gran éxito y en ella, la fadista compartió cartel con Alfredo Marceneiro, así como con luminarias del cine portugués de la época como Francisco Ribeiro, Luís de Campos e Isabela Tovar.

La década de los cincuenta trajo años difíciles para Berta en el plano personal. Su madre, que había vuelto a su lado pasada la adolescencia, falleció en 1951, y ocho años después su hijo Humberto murió de manera trágica en Mozambique. Su situación personal la obligó a ir abandonando paulatinamente el teatro para centrarse en sus actuaciones en las casas de fado lisboetas, donde además de interpretar sus temas clásicos, demostró un especial talento para la imitación burlesca de otros fadistas, realizada siempre desde el más profundo respeto. Este respeto se extendía también a su público, a juzgar por su enorme profesionalismo y su obsesión por mantener la calidad poética de sus letras, así como por renovar constantemente su repertorio. En sus propias palabras, “cualquier artista tiene siempre una necesidad constante de renovar su repertorio. . . . Claro que siguen pidiéndome mis antiguos éxitos, no sólo el público . . . sino también las companies discográficas. Sin embargo, eso no basta. No me gustaría que me acusasen de estar cansando al público, y por eso procuro, dentro de lo posible, una cierta renovación de mi repertorio” (2). Así pues, no es extraño que su público jamás le diese la espalda ni que algunos de los mejores poetas del fado, como João Linhares Barbosa, Armando Neves, Joaquim Frederico de Brito o Luís da Silva Gouveia, fuesen los autores de muchas de las mejores letras que su voz popularizó.



Berta Cardoso nos dejó en 1997, tras habernos regalado una carrera larga y exitosa, marcada por algunas de las mejores grabaciones de la historia del fado. Es ciertamente lamentable que la mayor parte de dichos registros sonoros continúen inéditos en CD, pero esperemos que en un futuro alguien se preocupe de reeditarlos como merecen. En mi opinión, no cabría mejor homenaje que ése a esta “fadista con lágrimas en la voz” (3), columna vertebral de la evolución del fado a lo largo del siglo XX.

Enlaces de interés

Para más información sobre Berta Cardoso en portugués e inglés, visitad la excelente página web BertaCardoso.com, preparada por mi amiga Ofélia Pereira, en la que encontraréis canciones, fotografías y datos biográficos. Los siguientes enlaces os dirigirán a una serie de interesantes vídeos de fados interpretados por Berta Cardoso:

Cinta Vermelha
Noite de São João
Lés a Lés
Fado do Marinheiro - con Márcia Condessa y Maria Clara
Olhai a Noite



Notas

(1) Canção do Sul. Año 19, Número 287. 1 de diciembre de 1941.

(2) ”Vida artística: Berta Cardoso, uma voz que continua a ouvir-se na noite de Lisboa.” Diário de Notícias. 23 de junio de 1973.

(3) Este sobrenombre se lo confirieron sus compatriotas portugueses pero fue especialmente popular en Brasil. Vid. Berta Cardoso, 1911-1997. EGEAC / Museu do Fado, 2006: 30.

jueves, 11 de junio de 2009

ALFREDO MARCENEIRO

Por Antón García-Fernández.



No podía iniciar Guitarras de Lisboa sin homenajear al que, sin duda, es mi fadista favorito: Alfredo Duarte, conocido como Marceneiro debido a su profesión de ebanista que durante años conjugó con su devoción por el fado. Marceneiro no es únicamente una leyenda del fado, sino que es una figura imprescindible al analizar la evolución del género durante el siglo XX, así como para poder comprender lo que el fado es hoy en día. Él fue uno de los primeros fadistas en preocuparse por su imagen y su indumentaria, fue él quien puso de moda la costumbre de cantar a media luz, de pie ante los músicos que lo acompañaban, creando así una atmósfera más intimista, casi mística. De esta manera, Marceneiro se destacó por promover la profesionalización del medio fadista, compuesto hasta su aparición mayoritariamente por cantantes aficionados. A pesar de que su voz, un tanto ronca y tenue pero marcada por un sutil dramatismo, nunca se caracterizó por su potencia ni por su versatilidad, Marceneiro fue capaz de crear un estilo propio inmediatamente reconocible que influyó en la mayor parte de los fadistas que le siguieron. Como él mismo decía, “no es la voz lo que más interesa en el fado, sino saber recitar bien, dividir los versos y marcarlos con intención” (1).

Sin embargo, el primer amor de Alfredo Marceneiro no fue la música, sino el teatro. Nacido en 1891 en la parroquia de Santa Isabel, en Lisboa, adonde sus padres se había mudado en busca de mejores perspectivas laborales y económicas, el pequeño Alfredo pronto mostró interés por el teatro, actividad que acabaría por abandonar en favor de la música. El también fadista Júlio Janota lo animó a que aprendiese el oficio de ebanista arguyendo que de este modo podría tener más tiempo libre para dedicarlo al fado. En esta época, a principios del siglo XX, era muy común que los fadistas fuesen conocidos por motes: Alfredo adoptó el de marceneiro en referencia a su profesión, un sobrenombre que jamás abandonaría y que ya es sinónimo de fado. Desde un principio resultó evidente que Marceneiro poseía el don de la improvisación y su fama como cantante y compositor pronto le granjeó un contrato de grabación. Los discos de pizarra que registró para el sello Valentim de Carvalho allá por 1930 son hoy en día piezas de museo codiciadas por los coleccionistas (2).



A pesar de la gran calidad de todas las grabaciones que realizó a lo largo de los años, Marceneiro nunca concedió demasiada importancia a sus discos, que, por supuesto, fueron siempre muy bien recibidos por la crítica y por el público. Él entendía el fado más como algo que simplemente ocurría y que no podía ser capturado en todo su esplendor y complejidad en los surcos de un disco. Según él, para que el fado “acontecíese” era necesario el contacto directo con el público en las casas de fado lisboetas, donde se sentía a gusto entre sus amigos y admiradores. Entonces, cuando éstos le solicitaban que cantase “um fadinho”, Alfredo se ponía en pie y, con un aire de fingida seriedad en su rostro, desgranaba las letras de algunos de sus clásicos, haciendo las delicias de todos los presentes. Era allí, en el corazón de su querida Lisboa, donde más le gustaba cantar, y debido a su reticencia ante los vuelos transoceánicos, rechazó varias invitaciones para cantar fuera de Portugal, donde también tenía un gran número de seguidores. Eso sí, hacer la ronda de las diversas casas de fado de Lisboa se convirtió en una suerte de ritual con el que cumplió religiosamente casi hasta el día de su muerte.

Con el poeta João Linhares Barbosa y la fadista Berta Cardoso en O Faia en 1953.

Pero el enorme éxito de que Marceneiro disfrutó como intérprete no debe eclipsar su faceta de compositor. De hecho, la mayor parte de su repertorio estaba constituido por temas propios para los que algunos de los mejores poetas del fado, como Silva Tavares, João Linhares Barbosa, Armando Neves o Gabriel de Oliveira, escribieron magníficos versos. A dichas colaboraciones, que suelen alcanzan una perfecta conjunción de letra y melodía, se deben clásicos como “Há Festa na Mouraria”, “A Casa da Mariquinhas”, “Senhora do Monte”, “Eu Lembro-me de Ti” o “A Minha Freguesia”, en las que se celebran, entre otras cosas, lugares y tradiciones lisboetas y motivos típicos de la iconografía fadista. Todos estos temas son considerados hoy en día estándares del fado y se encuentran en el repertorio de todo fadista y guitarrista que se precie. Cuando Marceneiro los introdujo, solía estar acompañado por grandes instrumentistas, como Armandinho, Jaime Santos, Fontes Rocha o Raúl Nery, a quienes siempre consideró esenciales a la hora de crear el estilo que le caracterizaba.

La muerte se lo llevó en 1982, a los 91 años de edad, tras haber pasado sus últimos años en su Lisboa natal, rodeado de su familia, sus amigos y su mujer Judite, con quien llevaba conviviendo ya casi treinta años. Terminaba ahí la trayectoria vital de un hombre que dedicó su vida entera al fado y sin el cual el género quizá no habría evolucionado exactamente del modo en que lo hizo. Pero su legado es eterno, y tras una carrera verdaderamente ejemplar, su influencia se deja sentir prácticamente en todos los fadistas que le siguieron. Alfredo Marceneiro es, por derecho propio, el auténtico patriarca del fado.

Alfredo Marceneiro cantando en una casa de fado.

Enlaces de interés

En AlfredoMarceneiro.com y Fadocravo - Alfredo Marceneiro: A Viela encontraréis más información en portugués sobre Alfredo Marceneiro, con videos, fotografías y letras. El blog Lisboa no Guinness, dirigido por Vítor Duarte, nieto de Marceneiro, también contiene una gran cantidad de información sobre la vida y la carrera de su abuelo.

Notas

(1) Eduardo Sucena. Lisboa, o fado e os fadistas. Lisboa: Edições Vega, 1992: 240.

(2) Algunas de estas pioneras grabaciones están recogidas en el CD Fado: Lisboa – Coimbra 1926-1941 (Frémeaux & Associés, 2003), que también incluye interesantes notas en francés e inglés.

lunes, 8 de junio de 2009

Comentarios preliminares


El fascinante mundo del fado

Pese a la notable popularidad de que durante mucho tiempo gozó—y de que todavía goza en la actualidad—el fado en España, he podido constatar con sorpresa que en internet existen muy pocas páginas acerca de este estilo musical escritas en español. Asimismo, la bibliografía fadista en castellano es muy reducida, y el aficionado español debe contentarse con el ingente número de libros publicados en portugués y algún que otro título francés si desea recabar información acerca del fado. El excelente cuaderno de notas fadista de mi amigo Jaume, titulado Defado y publicado en catalán es, en mi opinión, una de las mejores páginas web producidas en una lengua del Estado español. También deseo hacer mención especial al blog en portugués de mi amiga lisboeta Ofélia, Fadocravo, en el que demuestra semana a semana su amor por el fado y a través del cual realiza una labor inigualable de preservación del legado musical, visual y periodístico de la historia del fado. El presente blog que estáis leyendo, pues, tiene como objetivo principal llenar modestamente este vacío existente en las publicaciones digitales en lengua castellana acerca del fado.

Para ello, a lo largo de los meses publicaré una serie de artículos que se centrarán en la historia del fado, en sus diferentes estilos, en los textos literarios que conforman sus letras, en sus intérpretes de mayor renombre y en sus grabaciones más destacadas. Mi intención es crear un blog que sirva como fuente de información en español acerca del fado y que me permita ahondar en la riqueza musical y poética y en la ya longeva historia de esta fascinante forma musical. Así, Guitarras de Lisboa nace como extensión de mi blog en inglés All This Is Fado, mas no será únicamente una mera traducción de éste. En ocasiones traduciré al castellano algunos de los artículos ya publicados en inglés, pero en general, mi idea es escribir nuevos artículos que no se encuentren ya en All This Is Fado.

Al haber nacido en la ciudad gallega de Vigo, a pocos kilómetros de la frontera con Portugal, la cultura portuguesa ha sido siempre una parte importante de mi vida, y el fado ha desempeñado un papel central en mi interés por todo lo portugués. Recuerdo que mi abuela siempre me ha contado que mi difunto bisabuelo, a quien nunca llegué a conocer, perdía horas de sueño por ver actuaciones de fado en la televisión, para lo que requería silencio absoluto en la casa. "Silencio, que se está cantando fado", como reza el dicho popular. Y aunque crecí escuchando otros tipos de música—rock, country, jazz, música francesa—, en los últimos años el fado se ha convertido para mí en una verdadera obsesión.

Por ello, si consigo que alguno de vosotros se interese por el fado a través de Guitarras de Lisboa, me sentiré más que recompensado por mi trabajo. Si tenéis algún tipo de comentario acerca de alguno de los artículos que aquí se incluyen, por favor, dejad vuestras impresiones en el blog y estaré encantado de responder y entrar en contacto con vosotros.

Saludos fadistas,

Antón García-Fernández
Nashville, Tennessee.